...pero no siempre es vencer o convencer. Porque que merezcas la victoria porque has jugado mejor, no quiere decir que tu juego convenza. Y eso nos pasó en la primera parte. Jugamos mucho mejor, apenas se acercaron, movíamos el balón pero, a cámara lenta. La superlenta del hormiguero, diría yo. Sin intensidad no le ganas a nadie y en la primera parte ni la tuvimos ni la vimos de cerca. Sólo la soñamos. Somos como los toros de procedencia atanasio: salimos fríos y hasta que no nos meten un par de puyazos, no reaccionamos. Y encima el equipo contrario tampoco pretendía tener mucha intensidad. Doble contagio. Juego de juguete. Palabras menores. Resumen de la primera parte: jugamos como nunca y perdimos como siempre. Encima a cámara superlenta. No convencimos a nadie ni nos convencimos a nosotros mismos. Bueno, de algo sí, ese no era el camino.
3-4
RESULTADO
7
DEFENSA
7
ATAQUE
8
JUEGO COMBINATIVO
5
INTENSIDAD
6
VALORACIÓN DEL EQUIPO
Sin embargo la segunda parte, cambia el cuento. Nos meten el tercer puyazo y entonces ya sí, ya queremos intensidad. Ya ponemos intensidad y entonces sí, cada cosa que hacemos bien se convierte en una oportunidad, en una ocasión o en un avance claro. Cada robo en el medio campo te lleva a la portería en cero coma, porque la intensidad es lo que tiene, que te lleva en volandas hacia arriba, hacia abajo o hacia dónde sea. No hay más. Goles de Juanchug, Santi y Sergio. El partido acaba y empieza en el momento que nosotros decidimos meterle intensidad. Nos faltó tiempo para ganar y nos sobraron oportunidades para haberlo conseguido ya antes, pero eso y la desgraciada jugada final, es lo de menos. Con intensidad, lo que entrenamos cobra sentido. Si no, somos unos simples tiralineas. Los Rotrings nos llamaban en Cigales durante la primera parte... A aplicarse el cuento. La próxima vez, merecer tiene que ser vencer o, como mínimo, convencer.